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¿Y cómo te fue en el ECT?

Actualizado: 28 ene 2021


Esa fue la pregunta de todos los que sabían que me iban a dar Terapia Electroconvulsiva. La primera vez que me la dieron yo no me sentía tan deprimida como la segunda serie de terapias. Esta vez me sentía realmente revuelta en emociones. Me pasaba entre la depresión y la euforía. En un solo día podía experimentar sensaciones distantes e intensas que me consumían en el cansancio. Debido al cáncer de seno no podían darme medicación (según los médicos) porque aumentaba el nivel hornonal en el cuerpo, lo que aumentaba el riesgo de recurrencia por cancer de seno (positivo a hormonas: estrógeno y progesterona). Así que no me quedaban muchas opciones, lo que quedaba era ver si el ECT, la Terapia electrconvulsiva, entraba en acción.


La primera experiencia había sido un poco traumática y esta vez, a pesar de que sabía que me ayudaba, estaba bien ansiosa. La ansiedad me tenía llorosa y hasta temblando. Entonces el anestesiólogo (creo que era anestesiólogo), me vio llorando, me puso la mano en el hombro y me preguntó con la voz más dulce que si yo estaba bien. Le dije que el proceso me causaba mucha ansiedad y dijo asombrado: "¡pero si eso ni lo sientes!". Entonces pude explicarle que la sensación cuando me levantaba era lo que no me gustaba y era lo que me causaba ansiedad. Le expliqué que cuando uno se despierta, "se siente como si le hubieran metido un puño por la espalda y le sacaran toda la tristeza para afuera y luego se la devolvieran al pecho junto a toda la tristeza de la humanidad". Me dijo: "¡Ah, ya se que darte!" y se fue. No sé lo que hizo... pero lo que hizo, funcionó. Al levantarme en esa primera terapia, no estaba llorosa. Tal vez un poco confundida. Tenía dolor de cabeza intenso y estaba bien cansada. Llegué a casa y al acostarme me dió "la lloradera". ¡Uff! Ahí lloré por lo que no había llorado hacía tiempo, desde adentro, con fuerza, solté el alma por los ojos. Luego a la tarde me fui a un apartamento de playa y pasé el fin de semana entre hijas y nietos. Eso definitivamente ayudó a mi ánimo.


Para la segunda terapia, iba un poco más calmada, aunque el proceso todavía me creaba ansiedad. Siempre me gusta estar pendiente a todo. Cada vez que me acuestan en la camilla le digo al enfermero: "¡Cuéntame, cuéntame!" (refiriéndome a que cuenta mientras pone la sedación y tan pronto va por el número cinco me duermo). Esta vez él decía: "yo no sé que le pasa a esta muchachita, voy a tener que dormirla cuando entra" y yo le dije: "¿Cuándo entro? NOOO, desde que estoy a fuera esperando para entrar". Cuando me desperté, estaba en una silla, pero no recuerdo cómo llegué a la silla. Estaba tapada con la colcha que usualmente llevo para el frío. Me molestaba la luz. Llegué a casa con mucho dolor de cabeza, me tomé mis medicamentos y luego me puse hielo. Ya por la noche estaba tranquila, sin dolores, sin molestias, sin mayores complicaciones y sin "lloradera". A la noche me sentía un poco cansada pero de ánimo muy recuperada. Seguí teniendo sensaciones raras como "deja vu" constantes. Sensación de que estuve, olí o ví algo antes, pero no puedo identificar qué realmente es lo que estaba recordando.


Luego de la tercera terapia mi ánimo mejoró mucho pero olvidaba todo. Se me dificultaba recordar los datos, cosas que me dijeran, citas, detalles, diligencias pendientes, en fin TODO. Mi amiga me ayudaba a recordar y estaba constantemente preguntándome, ¿Recuerdas que fuimos aquí, allá, tal día? Y para nada, recordaba. Andaba como Dory, la pecita de la película "Finding Nemo". Era incómodo, la gente pensaba que no me importaba o que no prestaba atención. Todavía olvido muchas cosas, aún a par de meses. Ha ido mejorando y mucho. He resuelto poniendo notas en el calendario y alarmas en el celular. Tengo que escribirlo todo y poner las cosas en su lugar porque sino se me pierden. Comencé a estudiar y mis clases las grabo, luego las reescribo con calma y repaso. Lo mejor de todo, es que mi ánimo está controlado, mis emociones controladas, me siento contenta la mayor parte del tiempo (llevo un registro de emociones) y lo que no puedo resolver no me afecta. Así que valió la pena.




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