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Hablemos de ansiedad


Nuestro cerebro primitivo nos prepara para las necesidades basicas, entre ellas: comer, respirar y salvarnos del pelígro. Imagínese que usted necesita escapar del "peligro" todo el tiempo, pues hay personas que sentimos esa sensación de forma frecuente y/o hay otros que lo viven a diario, constantemente. Todos lo refelajamos de distintas maneras y asi mismo cada persona trata de manejarlo. No siempre el antídoto será igual para todos. Hay personas que la ansiedad se refleja de forma física como picazón en alguna parte del cuerpo, se cae el pelo, dolores musculares o diarreas y hay otros que la ansiedad se refleja de otras formas como no poder dormir, no comer o comer en excesos. Hay personas que se benefician de la medicación junto con recomendaciones de relajación y otras personas con técnicas de relajación solamente pueden sobrellevarlo. Cada cuerpo es distinto y así hay que tratarlo.


Conocí a una persona que la ansiedad le contraía los músculos y le daban espasmos musculares que no podía mover los brazos. En una ocasión a mi me empezó una sensación de que no podía mover una parte de mi cuerpo, el brazo no lo podía levantar, la pierna la sentía pesada y la mitad de la cara la sentía adormesida. Comencé a GRITAR y pedí que llamaran a una de mis hijas para que viniera a ayudarme. En el hospital me verificaron el aspecto físico y todo estaba dentro de las normas, poco a poco fuimos bromeando porque el doctor me pedía que moviera el brazo y yo con el otro brazo lo ayudaba a levantar porque yo sentía que solo no podía subirlo. Entre broma y broma mi cuerpo fue respondiendo hasta que mi cuerpo volvió a su normalidad.


Hace como tres años, gracias a una amiga muy querida cogí con ella un taller de "Mindfullness" para preescolares y conocí lo que era "Mindfullness" o tener una consciencia plena. A pesar de que habían cosas que ya practicaba y/o conocía empece a leer más sobre esto y a estar mas consciente de la vida, los olores que respiramos a diario (placenteros o no), lo que escuchamos (pajaritos, insectos de la noche, risas de los niños y hasta peleas de vecinos) pero sobre todo de mis emociones. Tengo una amiga que entre nuestras conversaciones me decía a veces: "pero y cómo qué vas a hacer, pues sentir, ¡SENTIR la vida! Hay veces que uno no quiere sentir porque duele y evitar sentir pensamos que nos ayuda, pero nos limitamos a vivir la vida, la cual debemos sentir.


Empecé a practicar con mis estudiantes preeescolares que estuvieran consientes de lo que les rodeaba, que usaran todos sus sentidos para sentir. Les ponía música relajante al descansar y cuando terminaban una actividad física vigorizante o tenían alguna rabieta haciamos ejercicios de respiración. Para mi sorpresa las respiraciones los ayudaban a bajar la intensidad. Fuera intensidad corporal por el ejercicio o por sus pataletas o berrinches. ¡Eran otros! Luego cuando trabajé con niños con diagnóstico de autismo, ponía sonidos durante todo el día. Mi mamá me había regalado una caja de sonidos y los iba variando según las actividades. También pude ver cómo les ayudaba y pensé: "si a ellos les funciona a mi también me puede funcionar".


Con el Mindfullness aprendí a que si tengo esas sensaciones de ansiedad, practico respiraciones profundas a consiencia; pensadas mientras analizo el porqué me siento de la forma que me estoy sintiendo. A consiencia analizo mis emociones o sensaciones mientras hago respiraciones y eso me ayuda. Hay una aplicación de celular que mientras uno escucha sonidos ambientales de relajación tambien tiene variaciones de respiraciones. Eso me ayudó en lo que aprendía a hacerlo sola y hay veces que lo hago sin sonidos o con ayuda de sonidos. Este que comparto lo usaba con mis estudiantes preescolares para el momento de descanso y cuando me siento ansiosa me ayuda a relajarme.



Cuando mi mamá estaba encamada ya en sus últimas semanas (cancer de seno metastizado) recuerdo que poníamos música y olores. Una de mis hijas echaba en el piso aceite de olores y recuerdo que conseguí uno que se llamaba "felicidad". Cuando le di a oler a mi mamá, le pregunté a qué le recordaba el olor y me dijo: "a madera, a una cabaña". Así que cada uno relaciona olores y los asocia con felicidad distinta. A mi el aceite me traía otras sensaciones y recuerdos a la mente. En lo personal me gusta mucho el olor de lavanda y en las noches como parte de mi ritual de descanso echo lavanda a mi cama y uso cremas con olores para distintos momentos.


Otra cosa que me ayudó, luego de haber tenido una operación de mastectomia bilateral fue escuchar audiolibros. Como se me hacía dificil leer, no podía moverme de la cama y a veces los dolores eran muy fuertes, el escuchar audiolibros y usar una bolsita de "arroz" (beanbag) en las manos me calmaba. Mi libro favorito durante esas semanas fue "El Principito". Ahora lo uso cada vez que me siento ansiosa.

Lo importante es ir conociendo su cuerpo, sus emociones, conocer qué puede ayudarle a sentirse mejor e intentarlo (medicacion o no), sin sentirse culpable por tener que recurrir a la ayuda, porque no hay mejor sensación que sentirse tranquilo y en paz.




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