Recuerdo en mi adolescencia haber tenido varios "eventos". En una ocación tuve un evento de disociación en la escuela. Recuerdo haber entrado al salón por la puerta principal, ver muchas personas alrededor de un estudiante X que estaba sentado en un pupitre y cuando me acerqué a ver quién era, para mi sorpresa era... ¡YO!
¿Qué realmente ocurrió fuera de mi? Estaba sentada en mi pupitre mirando fijamente al aire, habÃa apretado en mi mano una navaja pequeña y estaba botando sangre. De pronto sentà un empujón y "volvÃ" a mi cuerpo. TenÃa a mi alrededor a todos mis compañeros de clases y creo que varios maestros, pero en ese momento, los veÃa frente a mÃ. Comencé a llorar, me llevaron al baño y a curarme la mano. Luego de ese evento, en la escuela, se reunÃan un grupo de chicas en su hora de almuerzo y cuando yo pasaba me tiraban "agua bendita". Entre murmullos ellas decÃan, que la habÃan buscado en su iglesia. Claro, yo, adolescente al fin, criada en medio de los años 80tas entre pelÃculas como "Poltergeist" y "El anticristo", cuando me tiraban el agua yo les seguÃa la "corriente" y gritaba y actuaba como si tuviera convulsiones, asà me entretenÃa yo también por sus idioteces.
Asà como ellas con su "agua bendita" trataban de ayudarme a sacar mis demonios, asà muchos psiquiatras, psicólogos, consejeros y religiosos han tratado de ayudar. Años de búsqueda de un diagnóstico adecuado, de buscar medicamentos correctos que me ayudaran a controlar las depresiones, porque mientras estaba en etapa mánica, era "mega productiva" y extremadamente "feliz", asà que nadie lo notaba. Solamente decÃan: "ella es asÃ, extrovertida". Aunque esa productividad tenÃa sus precios como: dejar de dormir, irritabilidad, agresividad, falta de controles y la desconexión mental, entre otros.
Hubo años donde la psiquiatra me daba antidepresivos, junto a antipsicóticos y estabilizadores de ánimo. En esos años faltaba mucho al trabajo, no podÃa concentrarme, no podÃa funcionar, a veces me daba mucho dolor fÃsico (etapa depresiva) y en ocasiones tuve episodios "en vivo y a todo color" dentro del trabajo, donde lo que deseaba era salir corriendo o me tiraba en las esquinas a llorar porque no soportaba mi mente. En esos años tuve crisis depresivas y crisis de etapa mánica constantes. Asà que vivà 3 años en aquel trabajo logrando sobrevivir; tratando de mantener una normalidad frente a mis compañeros de trabajo. Créanme que volver a enfrentar a las personas después de haber tenido episodios de naturaleza "dramática" es bien vergonzoso. Gracias a aquel trabajo gané varios amigos y de uno de ellos aprendà la frase: "estás bipolarizada"; cuando no me veÃa bien. La adopté y ahora digo: "es que estoy bipolarizada"; cuando algo no está estable.
Luego empecé una maestrÃa en consejerÃa y aprendà a identificar claves para lograr mi control de emociones y manejar mis cambios. Asà vivà hasta el 2019, cuando mi psiquiatra me dijo que debÃa quitarme todos los medicamentos porque me habÃan diagnosticado con cáncer de seno, positivo a estrógeno y progesterona y los medicamentos aumentaban los niveles hormonales y afectaban el desarrollo del cáncer. Sus palabras fueron: "esto lo tienes que pasar a pulmón, como rompen en frÃo los adictos".
Durante este año 2020, para finales de febrero, intentaron con ECT- terapia electroconvulsiva. Pensando retrospeciva y analÃticamente, a pesar de la Pandemia por COVID-19 pude seguir durante esos meses trabajando. Los niveles de ansiedad eran los comunes para las demás personas, no tuve episodios de agresividad, ni irritabilidad hasta que me hicieron una salpingo-oforectomÃa en junio 19 para eliminar las fuentes hormonales en mi cuerpo. Este procedimiento ha desestabilizado por completo mi cerebro, percepciones y emociones. Ahora, espero por otros ECT para ver si logro ayudar a estabilizar un poco mi cerebro.
¿Qué se siente el ECT?
Durante la terapia uno esta dormido, pero al despertar uno siente que le dieron un puño por la espalda y le sacaron de un golpe toda la tristeza, pero se la pusieron sobre el pecho junto a la tristeza acumulada de la toda la humanidad. Al despertar, hay mucha confusión, hay veces que las personas pierden memoria, no saben dónde están, cómo se llaman o por qué están ahÃ.
En las terapias anteriores, me creaba mucha ansiedad el despertar y no saber mi nombre y tan pronto me acostaban en la camilla, empezaba a pedirle al enfermero que me pusiera una pulcerita con mi nombre en caso de que lo olvidara. Honestamente es un absurdo, lo sé, pero me ayudaba a calmar un poco la ansiedad del proceso. En ese momento la pulcerita era mi "sabanita de seguridad". Otra cosa que me ayudó fue hablar y bromear con los otros pacientes antes del proceso: durante la espera. Luego del proceso muchos salen de la sala, todavÃa con la convulsión y crea mucha ansiedad y miedo verlos asÃ, sabiendo que uno es el próximo en la lista. Para calmar un poco esas emociones y la ansiedad de cuando le empiezan a colocar los "chupones" en la cabeza, le decÃa al enfermero: "¡CUENTAME, cuéntame rápido! Pues por lo regular ponen un sedante, el enfermero contaba y ya al número #3 estaba dormida. Al despertar, ya estaba en otra sala, con enfermeros diciendo dónde uno está, cómo uno se llama. Recuerdo simpre haberme levantado con lágrimas en los ojos y con el dolor de la tristeza mundial expuesta en mi pecho. Luego la confusión se va calmando y me llevaban al cuarto del hospital a descansar, porque uno se levanta con mucho cansancio, sueño y en mi caso dolor de cabeza.
Los estudios dicen que es una terapia segura hasta para embarazadas y al parecer su efectividad dura meses o años dependiendo de cada persona. No como las pastillas que su efecto es de corta duración o los conjuros que son de ninguna duración. Esta vez el proceso será ambulatorio, ya veré si me ayuda con los sintomas del Trastorno bipolar, en estos momentos particulares, porque no hay nada peor para mà que sentir que ya no puedo ser funcional. Mientras sigamos aquÃ, hay que seguir intentando todo lo que pueda traer un rayo de felicidad a nuestras vidas.
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